martes, 22 de mayo de 2012

ZARAGOZA, CAPITAL DE ARAGÓN


        Zaragoza es una de las ciudades más importantes de España, una de las más queridas y de las que ofrecen al visitante un mayor interés de todo el país. El origen de Zaragoza es antiquísimo. En tiempos de los emperadores romanos se llamo Cesaraugusta, en honor al emperador, de donde procede su nombre actual. Ya por entonces contaba como una de las ciudades más importantes de todo el Imperio. De aquella época todavía quedan restos a escasa distancia de su plaza del Pilar. Zaragoza es la quinta ciudad española en número de habitantes, y la podemos considerar como una urbe completa, activa y moderna, con infinitos motivos de interés que nos lleven a conocerla y a vivirla.
        Al margen de su historia, espléndida no sólo durante los siglos de la romanización, sino también después; durante la dominación árabe se consideró como uno de los reinos de taifas más importantes de la Península Ibérica. Presente en la Historia como víctima heroica por su famoso “sitio” en la guerra de la Independencia contra el ejército francés de Napoleón; y así, hasta hoy, como cabecera y capitalidad de la región aragonesa, y norte durante siglos de la religiosidad del pueblo español y de una veintena de países americanos, que creen y rezan a la Virgen del Pilar, estrella de fe para España y para toda Hispanoamérica, de la que es Patrona y protectora.

        En un viaje rápido, de sólo un par de días de duración, como el que en fechas recientes acabo de hacer con un grupo de amigos, yo recomendaría a los posibles visitantes conocer los tres monumentos más representativos y más interesantes que tiene Zaragoza; a saber: la basílica del Pilar, la catedral de la Seo, y el palacio de la Aljafería, éste último, aunque menos conocido a nivel popular que los otros dos, fue declarado monumento historico-artístico de interés nacional en el año 1931.
        Hemos dicho que la Estrella de Zaragoza, del antiguo Reino de Aragón y de toda España es la Virgen del Pilar, cuya imagen se venera en su capilla de la Basílica. Una imagen de origen impreciso, que desde tiempo inmemorial recibe el cariño y la veneración del pueblo español, colocada sobre la columna o pilar de jaspe en la que se apareció al Apóstol Santiago para darle ánimos en la evangelización de España, al tiempo que le advertía que esta tierra, tan dura al principio para aceptar la nueva doctrina, sería privilegiada en las querencias de su corazón. Según lo que sabemos por la tradición, esto ocurrió el día 2 de enero del año 40. La Virgen vivía por entonces en la casa de San Juan, en Éfeso; de ahí que su aparición junto al Ebro en Zaragoza, a diferencia de lo que ha venido sucediendo en otras apariciones en posteriores siglos, lo fue en carne mortal como la nuestra. Desde entonces y por este motivo, se ha dado en considerar a España como “Tierra de María”.

        La Basílica del Pilar está situada en la margen derecha del río, en el lugar exacto donde se produjo la aparición de la Virgen. Sus torres son la principal enseña de la ciudad, y su interior es un entrar y salir constante de fieles desde las primeras horas del día hasta bien cerrada la noche.
        El edificio es grandioso. Se construyó sobre otro anterior románico de finales del siglo XIII. Ordenó su construcción el virrey de Aragón Juan José de Austria en el año 1670, si bien las obras no comenzaron de manera eficiente hasta diez u once años después. Sus primeros diseñadores fueron dos aragoneses, Felipe Busiñac y Felipe Sánchez. Trabajos de diseño de los que se haría cargo después Francisco Herrera el Mozo, con posteriores reformas de Ventura Rodríguez, quien en 1750 proyectó la capilla de la Virgen. De sus decoradores conviene destacar como más reconocidos a los Bayeu, y sobre todo al más grande pintor de todos los siglos: Francisco de Goya.
        El retablo mayor, dedicado a la Asunción de la Virgen, según el gusto aragonés y en clara imitación al gótico de La Seo, es un excelente trabajo en alabastro debido a Damián Forment, tallado durante la segunda mitad del siglo XVIII.

        La Catedral de La Seo, magnífica, luminosa después de la limpieza a fondo a la que fue sometida a finales del pasado siglo, es el segundo en importancia de los monumentos religiosos de todo el reino de Aragón, y el primero quizás por cuanto a sus valores artísticos y arquitectónicos se refiere. Está dedicada al Salvador, y su arte -dice en el tríptico que nos dieron a la entrada- se convierte en el lenguaje de la fe.
        Es, sí, un compendio de la fe, pero también de la historia y del arte de Aragón. Se construyó a partir de la segunda mitad del siglo XII. Todavía se conservan algunos elementos arquitectónicos de aquella primera época, sobre todo en dos ábsides exteriores. El grandioso templo, de estructura gótica por esencia, se comenzó a construir en la segunda mitad del siglo XIV, siendo casi dos siglos después cuando se le añadieron las dos naves laterales y algunas de sus capillas.
        Después de la reciente restauración, como antes se ha dicho, puede considerarse a La Seo como el más aragonés de todos los monumentos de la región, en donde se pueden ver reflejados los cuatro estilos tradicionales del arte cristiano: románico, gótico, renacentista y barroco.


        La basílica del Pilar y la catedral de La Seo se encuentran a no más de cien metros de distancia una de otra. No así el palacio islámico y cristiano de la Aljafería, que queda de estas dos a una distancia considerable, y que en nuestro caso recorrimos a pie (media hora de andar a buen paso). Se trata de un monumento al gusto mudéjar, levantado para su uso y disfrute entre los años 1047 y 1081, por el reyezuelo de aquella taifa zaragozana Almed al Muqtadir. En siglos posteriores se empleó como palacio cristiano por los Reyes Católicos parte del edificio, cuyos emblemas e inscripciones figuran en varios de los artesonados que cubren algunas de las principales estancias. Se usó además en las más dispares ocupaciones a lo largo de los siglos y de las particulares circunstancias de cada momento, como pudo ser el haberse utilizado en el siglo XVIII como cárcel de la Inquisición.
        Hemos de anotar como final que una parte determinada de este palacio la ocupa en la actualidad el principal órgano de gobierno de la comunidad aragonesa, las Cortes de Aragón. Obras de adaptación éstas últimas que fueron dirigidas por los arquitectos Franco y Pemán, dentro de las corrientes arquitectónicas propias de nuestros días.
        La UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad en el año 2001 todo el mudéjar aragonés, del que el Palacio de la Aljafería es su principal exponente.

(En las fotos podemos ver una vista general de la Basílica del Pilar, el retablo mayor de La Seo, y un salón de columnas de la Aljafería)